El Parlamento griego aprobó una nueva ley laboral impulsada por el Gobierno conservador que permite a las empresas imponer un sexto día laboral y variar los horarios de los empleados para adaptarlos a las necesidades de producción.
La reforma fue respaldada por los 158 diputados, de un total de 300, de que dispone tras las elecciones del pasado junio la conservadora Nueva Democracia, del primer ministro Kyriakos Mitsotakis, mientras que todos los partidos de la oposición votaron en contra, desde la extrema derecha a la izquierda radical.
Durante una intervención en el Parlamento previa a la votación, el ministro de Trabajo, Adonis Georgiadis, defendió su proyecto de ley y aseguró que “ni elimina la jornada de ocho horas ni (la semana) de cinco días”.
El Gobierno argumenta que la ley flexibiliza el horario para reducir el trabajo y las horas extraordinarias no declaradas y así protege a los trabajadores.