Un arma ideológica
Kravchenko también subrayó que Rusia utiliza objetos del patrimonio cultural, como el de Quersoneso, como “un arma ideológica”.
Rusia cambia sistemáticamente el “significado mental” de estos lugares mediante la reconstrucción -sin preservar elementos históricos o características únicas originales- para imbuirlos de nuevas narrativas que sirvan a los propósitos del Kremlin y oculten su papel en la cultura ucraniana.
Otro objeto único, el palacio de los “khans” (gobernantes) tártaros de Crimea en Bajchisarái, está al borde de “una tragedia”, según Elmira Ablyalimova-Chiygoz, del Instituto de Estudios Estratégicos de Crimea, que hace un seguimiento de los daños al patrimonio cultural en las zonas ocupadas.
El palacio sigue siendo “la única prueba material” en la península de la presencia de los tártaros de Crimea, que fueron deportados en 1944 por orden de Moscú y cuyo patrimonio cultural y material fue completamente destruido durante la época soviética, subrayó recientemente al medio “Svidomi”.
Está perdiendo gradualmente su “valor estético, histórico, científico y artístico” debido a la “reconstrucción” rusa, que no tiene en cuenta su importancia y lo trata como cualquier otro edificio.