La regresión sobre la situación de los derechos humanos en Corea del Norte es tan grave que el simple consumo de una serie de televisión extranjera puede castigarse con la pena de muerte, advirtió este miércoles ante el Consejo de Seguridad el Alto Comisionado para los derechos humanos de la ONU, Volker Türk.
Türk pintó un sombrío panorama de lo que supone la vida en el país asiático en una sesión periódica para estudiar la realidad en uno de los territorios más herméticos del mundo, que vive gobernado por una dinastía de corte comunista desde 1948.
“Un entorno sofocante y claustrofóbico, donde la vida es una lucha diaria desprovista de esperanza”, resumió Türk, que describió los principales factores que definen esas restricciones: falta de libre movimiento, represión de la libertad de expresión, unas condiciones socioeconómicas “insoportablemente duras”, la realidad del trabajo forzado y las detenciones arbitrarias, junto a la ausencia del debido proceso judicial.