Un adiós bajo protocolos centenarios
La difusión de las fotografías forma parte del riguroso protocolo establecido por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, que rige el proceso de sede vacante tras la muerte de un pontífice. Tal como lo establece la normativa, el apartamento de Santa Marta fue oficialmente sellado horas después del deceso, en presencia de representantes de la Cámara Apostólica.
A partir de ese momento, se puso en marcha el complejo aparato ceremonial que rodea la muerte de un Papa: la organización del funeral solemne, la exposición del cuerpo para la veneración pública y, eventualmente, la convocatoria del cónclave que deberá elegir a su sucesor.
El funeral de Francisco se celebrará en la Basílica de San Pedro este sábado, en una ceremonia que será presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, ante la ausencia de un Papa reinante, dado que Bergoglio era el último pontífice vivo tras la muerte de Benedicto XVI en 2022. Se espera la asistencia de una multitud de fieles, junto con altos dignatarios de distintas confesiones cristianas, representantes de otras religiones, y líderes mundiales que reconocieron en Francisco a una figura global de paz, diálogo interreligioso y justicia social.
La Plaza de San Pedro, epicentro de este momento histórico, comienza a llenarse de fieles que llegan desde distintos países. Muchos traen banderas argentinas, fotografías del Papa y pancartas con frases que recuerdan sus gestos más humanos: “Recen por mí”, “No se olviden de los pobres”, “La ternura es revolucionaria”.
Mientras tanto, en Buenos Aires, su ciudad natal, las campanas de la Catedral Metropolitana volvieron a sonar en homenaje a quien fuera su arzobispo durante quince años. Las autoridades argentinas declararon tres días de duelo nacional, mientras en las calles porteñas miles de personas encienden velas frente a la iglesia de San Ignacio, donde el joven Bergoglio dio sus primeros pasos como sacerdote jesuita.