en otra declaración aseguraba: “Sin embargo, no hay duda de que si se encontrara en una situación en la que su capacidad de tener contacto directo, como le gusta hacer, de poder comunicarse de manera inmediata, incisiva y decisiva, estuviera comprometida, entonces creo que podría decidir dimitir”.
Cuando se le preguntó el jueves en una rueda de prensa sobre el comentario de Ravasi al arzobispo de Marsella (Francia), el cardenal francés Jean-Marc Aveline, de 66 años, dijo: “Todo es posible, pero no sé nada al respecto”.
Mientras que en este mismo acto, el arzobispo de Barcelona (España), el cardenal Juan José Omella, de 78 años, aseveró: “No soy profeta ni adivino. En la Iglesia está todo previsto, la muerte y la renuncia. Ya lo hizo Benedicto. Yo no sé nada, no he hablado con él.(…). No sé lo que hará el papa, pero invito a vivir el presente, acoger lo que venga, y nunca sentiremos miedo”.
“No es respetuoso transmitir estos rumores. Que dimita o no dependerá de cómo se recupere el papa de su enfermedad. Él ya ha dicho que si deja de estar en condiciones, se irá. La decisión corresponde sólo a Francisco”, respondió el cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y uno de los más estrechos colaboradores de Jorge Bergoglio, en una entrevista concedida a varios diarios italianos este viernes.
Y añadió: “Confío en que se recupere, está en buenas manos. Sin embargo, espero que, una vez que reciba el alta, pueda dedicarse más tiempo a sí mismo. Se ha descuidado. Todos necesitamos cuidarnos un poco más”.
El cardenal Giovanni Battista Re, sin embargo, negó cualquier hipótesis de dimisión en una entrevista en el diario La Repubblica: “El Papa se está recuperando bien, no estamos inventando cosas. No se debe hablar de dimisión, dentro de unos días volverá al Vaticano”.
Re, decano del colegio cardenalicio, acalló los rumores de reuniones ya organizadas entre los purpurados: “El decano no ha tenido ninguna reunión de cardenales”.
Aunque la conversación no ha sido confirmada, Corriere della Sera publicó un artículo en el que filtró la que el papa tuvo con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, la única visita que ha tenido hasta ahora,
“Sé que alguno por ahí dice que ha llegado mi hora, ¡me están echando el mal ojo!”, aseguran que dijo el papa a Meloni.
Porque el papa ya explicó tras una de sus hospitalizaciones: “Cuando el papa está enfermo, soplan vientos de cónclave”.