Estas son las seis claves del debate:
1) La dinámica de género
El debate de esta noche estará marcado por la dinámica de género. Muchas miradas estarán centradas en cómo Trump trata a Harris, observando si la grita o usa su gran tamaño, pues mide 1,90 metros, para intentar intimidarla.
El comportamiento de Trump en los debates de 2016 aún está presente en la mente de los espectadores. En aquella ocasión, el republicano se colocó en varias ocasiones detrás de la entonces candidata demócrata Hillary Clinton, lo que reforzó la imagen de que era irrespetuoso con las mujeres.
Clinton, en sus memorias publicadas en 2017, reconoció que cada vez que Trump se situaba tras ella se sentía extremadamente incómoda y se le ponía “la piel de gallina”.
2) La oratoria de Harris como fiscal
En todos los debates de su carrera, Harris se ha distinguido por un enfoque agresivo pero calibrado, similar al que usa un fiscal ante un jurado. De hecho, durante la campaña, ha utilizado su experiencia como fiscal para trazar un contraste con Trump, el primer presidente de EE.UU. condenado por delitos graves.
Además, Harris ha demostrado que es capaz de dar respuestas que luego se hacen virales en redes sociales.
El propio presidente estadounidense, Joe Biden, sufrió esa habilidad en sus propias carnes durante un debate de las primarias demócratas para las elecciones de 2020, cuando Harris le criticó duramente por sus ideas pasadas sobre el racismo, comparándolas con su experiencia como una de las primeras niñas afroamericanas en vivir la desegregación escolar.
3) La imprevisibilidad y caos de Trump
En contraste, la principal ventaja de Trump es su capacidad para sorprender al adversario, rompiendo con las reglas tradicionales de la política: suele atacar de forma imprevisible, usando apodos despectivos, mentiras o teorías conspirativas, según lo que cree que tendrá más impacto en cada momento.
Jason Miller, uno de los asesores del exmandatario, ha comparado a Trump con boxeadores como Floyd Mayweather o Muhammad Ali, asegurando que para Harris es imposible prepararse para un debate en el que no se sabe desde qué “ángulo” vendrán los ataques.