El vacío de poder en Bangladés entra este miércoles en su tercer día a la espera de la formación de un nuevo Gobierno tras la renuncia de la primera ministra Sheikh Hasina, y la disolución del Parlamento, una crisis conducida por un movimiento de protestas estudiantiles antigubernamentales en el que han muerto más de 400 personas.
El presidente de Bangladés, Mohammed Shahabuddin, acordó anoche nombrar a Muhammad Yunus, un economista de 84 años reconocido en 2006 con el premio Nobel de la Paz, como jefe del Gobierno interino cumpliendo la petición del movimiento estudiantil que despertó la revuelta civil hace poco más de un mes y que acabó con la renuncia de Hasina.
Yunus se encuentra actualmente en París para someterse a un procedimiento médico menor, dijo su portavoz a medios, sin precisar cuándo podría regresar al país.
Versiones similares de medios bangladesíes, citando varios colaboradores de la ex primera ministra, señalan como punto de inflexión para la renuncia la negativa del Ejército de endurecer la represión en las calles tras tres semanas de enfrentamiento y más de 400 muertos, la mayoría de ellos estudiantes o civiles, pero también agentes de seguridad.
Sobre la ex primera ministra, la mujer con más años al frente de un Gobierno, pesan acusaciones de haber sacado del camino o encarcelado a sus rivales, entre ellos el propio Yunus, para formar un Estado monopartidista.
La caída de Hasina y su salida hacia la India ha llevado a la liberación de Khaleda Zia, líder del principal partido de oposición, el Partido Nacionalista de Bangladesh, encarcelada durante el régimen de la Liga Awami de Hasina.
Zia, que también gobernó la nación asiática de 170 millones de habitantes, en dos periodos (1991-1996 y 2001-2006), es la única persona que ha podido disputar el poder de Hasina.
Hasta ahora, Hasina y Zia son las únicas mujeres que han dirigido el país desde 1991, a excepción de breves periodos de gobiernos interinos.
La líder de la Liga Awami no ha aparecido en público desde su inesperada renuncia y salida clandestina a Nueva Delhi, aunque ni su familiares ni las autoridades indias han precisado por cuanto tiempo permanecer en el país vecino.
El Gobierno del primer ministro indio, Narendras Modi, que contaba con Hasina como una de sus principales aliadas en la región, ha ofrecido un aparente respaldo y protección a la ex mandataria, pese a las críticas y acusaciones sobre violaciones de derechos humanos que pesan en su contra.
“La gente está enojada con la India porque está apoyando a la persona que destruyó nuestras vidas”, dijo Yunus ayer en entrevista con el canal indio Time Now.
Otra de las opciones para su posible exilio ha sido Reino Unido, donde reside parte de su familia, aunque supone también preocupaciones de seguridad al poder encontrarse con un número importante de disidentes y críticos que abandonaron Bangladés a lo largo de sus controvertidos 15 años de mandato.