La empresa prevé inversiones de 3.500 millones de reales (unos 686 millones de dólares) entre 2024 y 2029 en esta explotación.
Queiroz explicó que, pese a que la empresa ya consiguió renovar con la Agencia Nacional de Petróleo (ANP) sus siete concesiones en Urucú hasta 2042, tiene que negociar a cada cinco años las licencias otorgadas por el gobierno de Amazonas.
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Pero, excepcionalmente, la gobernación otorgó en esta oportunidad licencias de diez años tras el compromiso de Petrobras de elevar en un 20 % los empleos directos que ofrece en el polo petrolero, de los actuales 3.200 hasta unos 3.800.
La extensión del tiempo es esencial para Petrobras debido a que, por no contar con carreteras en medio de la selva, la empresa tiene que realizar hasta 500 viajes de helicóptero en un período de tres meses para transportar una sonda de perforación.
Pese a tratarse de mayor campo terrestre de gas de Brasil, tan solo ha sido necesario talar el 2 % de los 332 kilómetros cuadrados de selva, lo que, según Queiroz, demuestra que “la explotación petrolífera en la Amazonía con total respeto ambiental es posible”