El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, convocó este miércoles en la Casa Blanca a los líderes del Congreso para urgirles que aprueben el paquete económico de ayuda militar, en su mayoría para Ucrania, que los republicanos llevan semanas bloqueando.
El paquete que la Casa Blanca pide al Congreso que autorice es de más de 100.000 millones de dólares, de los cuales unos 60.000 son para Ucrania y unos 15.000 para Israel. El caso de Ucrania es especialmente urgente para la Presidencia ya que se ha quedado sin dinero para seguir financiando la guerra.
“El presidente habló de las consecuencias estratégicas de la inacción para Ucrania, Estados Unidos y el mundo. Fue claro: la continua inacción del Congreso pone en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos, la Alianza de la OTAN y el resto del mundo libre”, esgrimió la Casa Blanca en un comunicado tras el encuentro.
El precio que han puesto los republicanos para aprobar ese dinero es una reforma migratoria, una prioridad en un momento en el que están cruzando la frontera sur más migrantes que nunca. Solo en diciembre, llegaron más de 300.000.
La Casa Blanca ha aceptado negociar con los republicanos endurecer el sistema migratorio, pero no ha dado detalles de en qué está dispuesta a ceder.
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Antes de entrar a la reunión de este miércoles, tanto el líder de la mayoría en el Senado, el demócrata Chuck Schumer, como el líder de la minoría, el republicano Mitch McConnell, se mostraron optimistas ante la posibilidad de aprobar pronto el paquete económico y la reforma migratoria en la Cámara Alta.
“Tengo muchas esperanzas de que las negociaciones vayan en la dirección correcta. Estamos más cerca que nunca. Por primera vez soy optimista”, afirmó Schumer a periodistas.
Por su parte, McConnell recordó que Estados Unidos tiene “una serie de importantes responsabilidades internacionales” y dijo que la Cámara Alta podría votarlo la semana entrante.
El problema hasta la fecha no ha sido el Senado, siempre más alineado a las necesidades económicas de la Casa Blanca, sino la Cámara de Representantes, dónde los republicanos ostentan una mayoría escéptica con seguir financiando la guerra de Ucrania.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, también invitado a la Casa Blanca, aseguró antes de la reunión que su posición no ha cambiado: “Antes de que hablemos de Ucrania, lo que voy a decirle al presidente es frontera, frontera, frontera”.
Johnson repitió sobre Ucrania lo que ha defendido desde que la Casa Blanca pidió el dinero: “Necesitamos respuestas a las preguntas importantes. ¿Cuál es el objetivo final y la estrategia en Ucrania? ¿Cómo tendremos control sobre los fondos? No podemos permitir que Ucrania sea otro Afganistán”.
A la salida del encuentro, todos los participantes coincidieron en que fue “productivo”, pero la posición de los republicanos de priorizar la situación migratoria y fronteriza sigue chocando con la prisa que muestran los demócratas para aprobar el dinero para Ucrania.
“Si no ayudamos a Ucrania, las consecuencias para Estados Unidos alrededor del mundo serán devastadoras”, afirmó Schumer.